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Crisis del sargazo en el Caribe 2025: amenaza ecológica, riesgo humano y costos millonarios

La acumulación masiva de sargazo en el Caribe mexicano se ha convertido en una crisis ambiental de grandes proporciones, con implicaciones ecológicas, económicas y humanas. De cara al verano de 2025, se estima que la cantidad de esta macroalga podría aumentar hasta un 40%, según advirtió Leticia Durand Smith, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM.

Durante su participación en el Seminario Interinstitucional Entramados Naturaleza, Cultura y Sociedad, organizado por el CEPHCIS en Mérida, Yucatán, la especialista señaló que el sargazo ya no puede ser tratado como un fenómeno temporal, sino como un nuevo actor ambiental que transforma profundamente la dinámica del Caribe.

“El sargazo perturba la vida de las personas y de otros organismos; cuestiona la capacidad institucional y el futuro de la región. Aunque representa oportunidades económicas, su presencia no puede ser ignorada ni tratada como un simple residuo”, afirmó Durand Smith.

“Marea marrón”: un colapso silencioso bajo las olas

Cuando llega en grandes cantidades, el sargazo altera los ecosistemas costeros. Al descomponerse en la playa, genera una “marea marrón”: un lodo denso que reduce la entrada de luz solar al mar y disminuye los niveles de oxígeno, afectando directamente a corales, peces y pastos marinos.

Investigaciones en zonas como Puerto Morelos muestran que el exceso de sargazo multiplica por 35 la materia orgánica disuelta, reduce hasta 30 veces la luminosidad del agua y provoca una caída de hasta 50% en el oxígeno marino. Estas condiciones ya han tenido efectos devastadores en los arrecifes de coral. En 2016, se registró una mortalidad del 27% en estos ecosistemas, ya vulnerables por el desarrollo urbano.

Biodiversidad en riesgo: tortugas marinas, las más afectadas

El sargazo también representa una barrera física para las tortugas marinas que intentan anidar. Además, su presencia se ha vinculado al aumento de enfermedades como la fibropapilomatosis, que provoca tumores en la piel. En Akumal, el porcentaje de tortugas infectadas pasó de 1.6% en 2008 a 54% en 2018.

Salud humana y turismo: las otras víctimas

Las personas también enfrentan consecuencias. El sargazo en descomposición libera gases tóxicos como sulfuro de hidrógeno y amoniaco, que provocan irritación, náuseas y dolores de cabeza. Además, la acumulación en las playas aleja a los turistas y amenaza la economía local, profundamente dependiente del sector hotelero.

Soluciones insuficientes y alto costo ambiental

Hasta ahora, la principal respuesta ha sido la recolección del sargazo, ya sea manual o mediante maquinaria pesada. Pero esta estrategia tiene un alto costo económico —más de un millón de dólares por kilómetro de playa al año— y ambiental, ya que cerca del 30% del volumen retirado corresponde a arena, lo que acelera la erosión si no se repone adecuadamente.

El mal manejo de esta biomasa también pone en riesgo los acuíferos de la Península de Yucatán. Los lixiviados del sargazo pueden filtrarse a través del suelo kárstico y contaminar el subsuelo.

Aunque se han colocado barreras flotantes y se emplean barcos recolectores, estas medidas siguen siendo insuficientes si no se acompañan de estrategias integrales y sostenibles.

Origen del problema: fertilizantes y deforestación

Durand Smith remarcó que el sargazo es un síntoma de la desregulación ecológica global. Su proliferación está ligada al aumento de nutrientes —particularmente nitrógeno— en los océanos, consecuencia directa del uso intensivo de fertilizantes, aguas residuales y la deforestación masiva. Estos factores han multiplicado por 15 los niveles de nitrógeno en el agua, desencadenando una explosión sin precedentes de esta macroalga más allá del Mar de los Sargazos, su hábitat natural.



La crisis del sargazo en el Caribe mexicano es una llamada de atención urgente sobre la interconexión entre la actividad humana y el equilibrio natural. Requiere acciones coordinadas que vayan más allá de la remoción costosa de algas: se necesita una transformación profunda en los modelos de desarrollo, consumo agrícola y gestión de residuos. Porque lo que flota en las playas hoy es solo la punta de un problema que se hunde cada vez más en las aguas del planeta.

La Gaceta Yucatán—Redacción.

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