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Huachicol en Yucatán: Lo que se sabe, quienes lo operan y como actúa el Gobierno Federal.


El robo de combustibles, conocido popularmente como “huachicol”, sigue siendo una amenaza latente en la Península de Yucatán. Aunque Yucatán ha registrado, históricamente, niveles menores que otros estados, recientes investigaciones y denuncias demuestran que la región ya no está exenta. De Progreso a la costa, de carreteras interiores a aduanas, el huachicol fiscal y la venta clandestina de combustible muestran un entramado complejo que involucra a actores locales, estatales y federales. En ese marco, el gobierno federal ha emprendido operativos, promosiones legales y denuncias, pero el problema no ha sido contenido.


Lo que las investigaciones han revelado


Actores: quiénes están involucrados


Acciones federales recientes


Retos, grietas y próximos pasos


¿Qué se necesita para contenerlo?

  1. Fortalecimiento institucional local: vigilancia ciudadana, participación de fiscalías estatales con autonomía, protección a denuncias locales.
  2. Transparencia en aduanas y permisos: revisar nombramientos, movimientos administrativos, las auditorías del personal en aduanas como la de Progreso.
  3. Coordinación federal‑estatal más intensa: compartir información de inteligencia, acciones conjuntas con PEMEX, Sedena, Guardia Nacional, FGR y autoridades estatales.
  4. Medidas de sanción ejemplar: no solo decomisos, sino que haya presos, sentencias firme y recuperación de bienes.
  5. Alertas tempranas en carreteras: rutas de transporte que pasan por Yucatán deben ser monitoreadas, capacitar a cuerpos locales para detectar puestos clandestinos, denuncias ciudadanas protegidas.

El huachicol ya no es un problema lejano para Yucatán. Aunque todavía no ha alcanzado los niveles dramáticos de otros estados, las evidencias acumuladas apuntan a que existe un fenómeno creciente, con actores locales y federales implicados, y redes que aprovechan la aduana y la cercanía con rutas de transporte.
El gobierno federal ha dado pasos, pero se necesita visibilidad, resultados contundentes y sanciones que trasciendan el discurso. De lo contrario, la impunidad seguirá siendo terreno fértil para que el huachicol se infiltre más en la vida cotidiana de comunidades y carreteras de la Península.

La Gaceta Yucatán—Redacción

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