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México entrega 26 narcos a EE.UU.: ¿justicia u ofrenda política en tiempos de la 4T?

En un operativo que despierta más preguntas que celebraciones, el Gobierno de México entregó este martes a 26 presuntos narcotraficantes a Estados Unidos, en lo que ya se interpreta en círculos diplomáticos y políticos como una “ofrenda de alto calibre” al Departamento de Justicia estadounidense en plena reconfiguración del poder bajo la administración de Claudia Sheinbaum.

La lista incluye capos de “alto perfil” pertenecientes a los Cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG), organizaciones designadas en febrero como grupos terroristas por el gobierno de EE.UU. La extradición masiva representa el mayor paquete de presuntos criminales enviados al vecino del norte en más de una década.

Capos emblemáticos: de “La Tuta” a “El Cuini”

Entre los nombres que destacan están Abigael González Valencia, alias “El Cuini”, el operador financiero del CJNG y cuñado de Nemesio Oseguera “El Mencho”, el hombre más buscado por la DEA. También fue entregado Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, exlíder de los Caballeros Templarios, conocido por su control sangriento del occidente mexicano.

Otros rostros conocidos que volaron a EE.UU. son Juan Carlos “El Chavo” Félix, yerno de un alto jefe del Cártel de Sinaloa, y Pablo Edwin Huerta, “El Flaquito”, ligado a los remanentes del Cártel de los Arellano Félix. Además, hay jefes de seguridad, pilotos y operadores clave de las rutas del narcotráfico.

¿Soberanía condicionada o pacto estratégico?

El procedimiento no fue una extradición ordinaria. Se realizó bajo un mecanismo legal “abreviado”, sin agotar los procesos habituales ni recursos legales previstos. Según el gobierno mexicano, esto responde a la urgencia de retirar de territorio nacional a individuos que “representaban un riesgo permanente” y cuya liberación habría sido posible por la corrupción del poder judicial.

Sin embargo, el gesto ocurre en un momento político crucial: con Sheinbaum al frente del Ejecutivo y una 4T que busca reposicionarse ante Estados Unidos, la medida despierta suspicacias sobre su trasfondo. ¿Se trata de una acción estratégica para suavizar tensiones binacionales? ¿O de un mensaje de cooperación forzada ante la presión del norte?

Justicia, pero sin pena de muerte

El Departamento de Justicia estadounidense se comprometió a no aplicar la pena de muerte, condición indispensable para concretar la entrega. Aun así, 25 de los 26 extraditados enfrentan penas de cadena perpetua por cargos que van desde tráfico de cocaína y metanfetaminas, hasta heroína y fentanilo.

Pam Bondi, fiscal general de EE.UU., afirmó que este acto representa “uno de los mayores golpes conjuntos contra el crimen organizado”, y lo enmarcó como parte de los esfuerzos para “desmantelar organizaciones terroristas internacionales”.

El ausente más buscado: “El Mencho”

Pese al operativo, el hombre más temido por EE.UU. y México sigue prófugo: Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, líder del CJNG, permanece en la sombra. Washington mantiene una recompensa de 15 millones de dólares por su captura, en lo que es la mayor cifra ofrecida por un capo mexicano en la historia reciente.


¿Control del crimen o narrativa política?

Con esta entrega masiva, el Gobierno federal busca proyectar fortaleza en materia de seguridad, aunque internamente ha evitado una estrategia de confrontación directa contra los cárteles. La extradición se convierte así en un acto simbólico de contención, útil para la narrativa oficial, pero insuficiente para cambiar el dominio territorial del narco en varias regiones del país.

El mensaje hacia EE.UU. es claro: México coopera. Pero la pregunta queda en el aire:
¿Coopera por estrategia, por presión… o por supervivencia política?

La Gaceta Yucatán—Redacción.

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