- La devastación provocada por la construcción del Tren Maya en la Selva Maya y sus ecosistemas está siendo reconocida finalmente por el Gobierno Federal, pero las consecuencias de este proyecto continúan afectando irremediablemente al medioambiente. -Selvame del tren.
7 de abril del 2025.- Recientemente, hemos visto en numerosas publicaciones , felicitaciones sobre la nueva postura del Gobierno Federal respecto al impacto ambiental del Tren Maya. Después de años de lucha por parte de colectivos, académicos, comunidades y ciudadanos, el organismo que debía proteger nuestros recursos naturales finalmente ha aceptado la magnitud del daño causado por esta obra. No obstante, no es que los funcionarios anteriores hayan cambiado de opinión; simplemente, los nuevos responsables han sido testigos de la devastación con sus propios ojos, sintiendo de primera mano los efectos destructivos de la obra sobre la naturaleza.
Lo que los colectivos y ciudadanos que conforman SELVAME buscaban con tanto empeño en los últimos tres años era evitar el daño a una de las últimas selvas saludables del país, un ecosistema que alberga extraordinarias cavernas, acuíferos vitales y vestigios históricos fundamentales para la humanidad. Sin embargo, la “ignorancia” y el “sueño del progreso” acabaron por imponerse, desoyendo las advertencias y las pruebas presentadas por quienes defendemos la selva Maya.

A lo largo de la lucha, hubo, amenazas, ataques legales, corrupción y desinformación. Hoy, escuchamos con esperanza que se ha reconocido el daño ecológico causado, un paso importante hacia el rescate y protección del medioambiente en la Península de Yucatán. Sin embargo, el trabajo no ha terminado. A continuación, enumeramos algunos de los crímenes ambientales cometidos durante la construcción del Tren Maya:
Daños irreparables
- Fragmentación de la selva: La construcción del Tren Maya ha fragmentado la selva de manera lineal, lo que provoca el llamado “efecto de borde”, alterando la temperatura y la humedad a lo largo de la vía, lo que afecta a decenas de metros a su alrededor. Esto es devastador para el ecosistema local.
- Deforestación masiva: Solo en el Tramo 5 se talaron más de 10 millones de árboles, sin contar las minas a cielo abierto, los talleres y las áreas deforestadas asociadas con el proyecto. La cifra total podría duplicarse hasta los 20 millones de árboles si se incluyen los proyectos colaterales como el aeropuerto y los hoteles.
- Desplazamiento de fauna y destrucción de hábitats: Se aisló a los animales en fragmentos de selva sin pasos de fauna adecuados, lo que los ha dejado vulnerables a atropellamientos, deshidratación y depredación.
- Afectación a sistemas acuáticos: Más de 125 cuevas, dolinas y aguadas fueron cerradas, afectando el acceso al agua para muchas especies. El uso de pilotes para la construcción del Tren Maya también dañó estas formaciones geológicas, alterando su temperatura y humedad, lo que perjudica a especies clave como el pájaro toh y los murciélagos.
- Contaminación de ecosistemas subterráneos: Los derrames de concreto, combustible y otros materiales contaminantes en las cavernas afectaron tanto a especies acuáticas como terrestres, además de contaminar los ríos subterráneos que conectan con el manglar y el arrecife de coral del Caribe Mexicano.
- Afectaciones a la biodiversidad: La alteración de la vegetación de las cuevas y la perforación de formaciones milenarias destruyó vestigios arqueológicos y paleontológicos de incalculable valor, mientras que el concreto derramado dañó a especies endémicas y alteró la dinámica del ecosistema.
- Violación de leyes ambientales: El proyecto se desarrolló en total ilegalidad, violando diversas leyes ambientales y suspendiendo las medidas de protección aún vigentes, lo que permitió que el Tren Maya avanzara sin los debidos estudios de impacto ambiental.
El Tren Maya es un monstruo que ha dejado un rastro de destrucción, pero la batalla por la protección de la Selva Maya no ha terminado. Con el reconocimiento de los daños, damos un paso hacia la reparación de lo que queda de este invaluable ecosistema. Sin embargo, no debemos olvidar lo sucedido, ya que los efectos de esta obra seguirán afectando a la fauna, el agua y la biodiversidad de la región durante años.
Es fundamental que más personas se sumen a la protección de la Selva Maya, que sigue siendo el origen del Caribe Mexicano. Este es un llamado a la acción para aquellos que, como nosotros, creen en la importancia de conservar nuestros recursos naturales.
La tarea por delante es difícil y los intereses económicos continúan presionando, pero la ciencia, la ley y la voluntad popular están de nuestro lado. Juntos, podemos proteger lo que queda de la Selva Maya y evitar que más proyectos destructivos sigan avanzando sin la debida responsabilidad y respeto hacia el medioambiente. La Gaceta Yucatán. Redacción