YucatánNota Central

“¿Qué Poder Judicial tenemos? ¿Qué Poder Judicial queremos?”

Por Abog. Luis Salazar Díaz

Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Yucatán  

Mérida, Yuc. 11 Julio 2024.- El pasado miércoles 26 de junio, en la Comisión Permanente de la Cámara de Diputados el tema a debate fue: “¿Qué Poder Judicial tenemos? ¿Qué Poder Judicial queremos?

En mi opinión, las preguntas ¿Qué Poder Judicial tenemos? ¿Qué Poder Judicial queremos?, se responden con otra pregunta muy sencilla: ¿Por cuál Juez quiero ser juzgado?

Sin duda prefiero ser juzgado por quien tenga la autoridad técnica suficiente y el mérito, resultado de una carrera judicial y no alguien que, quizás cumpliendo con los requisitos mínimos exigidos para ser votado, tenga la popularidad para llegar a ser un juzgador y tal vez con el respaldo de cualquier ciudadano quien incluso en el futuro llegara a ser mi contraparte.

Para abordar este tema hay que poner en contexto, las intervenciones de las diputadas y los diputados de Morena, PAN, PRI, PT Y MC quienes hablaron sobre la búsqueda de rediseñar al Poder Judicial en un marco de transformación, reducir la corrupción e incentivar la rendición de cuentas:

El diputado Reynel Rodríguez Muñoz, del PRI, dijo que se quiere un poder judicial verdaderamente independiente, imparcial y eficiente que actúe con justicia y equidad y con Jueces y Magistrados comprometidos con la legalidad y la ética.

El diputado Ángel Benjamín Robles Montoya, del PT, dijo que el Poder Judicial no es autónomo y que actúa como una empresa privada con fines de lucro acumulando riqueza y que lo que se requiere es que imparta justicia pronta y expedita, que debe integrarse por Jueces, Magistrados y Ministros con vocación de servicio y sensibilidad social.

Por su parte, la diputada Marisol García segura, de MORENA, dijo que la reforma es indispensable para acabar con la opulencia, ineficiencia, elitismo y corrupción con que opera el Poder Judicial y que es primordial tener una justicia digna y que no se permitirá que se desconozca la voluntad del pueblo porque su participación consciente sigue consolidando la fortaleza del proyecto. (debe referirse al de MORENA).

Pues bien, en el marco de los señalamientos anteriores, el día 27 de Junio iniciaron los foros denominados “Diálogos Nacionales sobre la Reforma Constitucional al Poder Judicial”, en los que se discutirá, entre otros temas, sobre la renovación de más de 1,600 juzgadores federales a través del voto popular.

Los Ministros con mayor trayectoria y que constituyen un peso específico en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), manifestaron su rechazo a la elección por voto popular de Jueces y Magistrados por las graves consecuencias que esto traería al sistema judicial.

La Ministra Presidenta de la SCJN, Norma Lucía Piña Hernández, refirió que antes de la reforma debe existir un diálogo verdadero, sin prisa.

El Ministro Alberto Pérez Dayán con su acostumbrado estilo pausado y afable, pero a la vez firme y consistente, dijo que “Toda reforma Constitucional, por su trascendencia, impone un estudio profundo, la mayor serenidad en su planteamiento, esfuerzo y talento de sus promotores, debe siempre dar el tiempo necesario, la prisa no es un buen consejero”. También dijo: “La carrera judicial implica un servicio civil de excelencia, la militancia y el sufragio la desvirtúan y la destruyen“.

El Ministro Javier Laynez Potisek, de manera categórica, dijo que, en el Poder Judicial de la Federación, hace más de 30 años México apostó por la implementación y desarrollo de la carrera judicial y dijo que esto hizo que los jueces ocuparan sus cargos por mérito. Dijo también, que se rehusaba a creer que 30 años después este sistema solo haya traído corrupción, ineficiencia, impunidad o tráfico de influencias.

El ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo, más moderado, dijo que, “Sustituir en un solo momento a más de 1,600 personas juzgadoras federales, además de la totalidad de ministros y ministras de la suprema corte de justicia de la Nación, generaría un desajuste importante en el funcionamiento e integración de los órganos impartidores de justicia federales”.

Pues bien, es un hecho innegable que la percepción del sistema de impartición de justicia mexicano es muy mala. Los ciudadanos que se ven en la necesidad de acudir ante un juez enfrentan el rezago e incluso la indolencia de un sistema con fallas y carencias que, sin duda, debe ser reformado, pero más aún, debe ser reforzado.

No pasa inadvertido que la reforma propuesta es al Poder Judicial Federal, sin tocar a los sistemas de impartición de justicia del “fuero común”, es decir, los conformados por Jueces y Tribunales Superiores de Justicia de cada uno de los estados de la República, aun cuando los asuntos que se generan día con día en la sociedad, en su gran mayoría se inician y procesan en estos Poderes Judiciales locales, y es ahí donde se inicia la percepción de ineficacia y corrupción de la que se quejan los ciudadanos mexicanos.

De las intervenciones transmitidas se observa que el foro de estos diálogos es más parecido a un Tribunal de enjuiciamiento para los propios Ministros de la Corte que un recinto de debate franco y abierto.

Los Ministros prepararon alegatos concisos para los escasos 5 minutos que les concedieron a cada uno en su participación, 5 minutos que por cierto se asemejan a alegatos de conclusión en la defensa de un caso criminal, pero esta vez, ellos son los enjuiciados.

Pareciera que la intención fundamental de la reforma no es el rescate de la sociedad respecto del Poder Judicial, sino que, desde la inconformidad generalizada y fundada de la sociedad mexicana sobre la impartición de justicia, aprovechar la ocasión para desarticular de raíz al Poder Judicial Federal que ha sido tachado, entre otros calificativos negativos, de corrupto y elitista.

Cierto es que el Poder Judicial Federal ha sido el responsable (porque su encomienda es decir el derecho y salvaguardar la Constitución) de analizar y frenar las reformas propuestas desde el Poder Ejecutivo, como la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica o la reforma para que la Guardia Nacional pasara a la Secretaría de la Defensa Nacional y debido a esto hoy por hoy, los Ministros de la Corte se encuentran en el banquillo de los acusados por cumplir con su deber, fungiendo como un Poder autónomo e independiente y defender la constitución ante propuestas excedidas o infundadas de otro de los Poderes de la Unión.

Dentro de los cinco minutos concedidos a cada uno de los Ministros, la mayoría trata de defender lo obvio, que es mejor tener jueces de carrera judicial, jueces designados por su autoridad técnica y no jueces elegidos por su popularidad manifiesta.

Es claro que se necesita una reforma al Poder Judicial, sí, pero también el de cada uno de los Estados de la República; se necesita una reforma que impulse la eficacia y la oportunidad en la impartición de justicia, logrando la especialización y la excelencia como el eje rector del Poder Judicial mexicano en su conjunto y no solamente politizando al Poder Judicial Federal para destruirlo.

Se considera un retroceso forzar a los miembros del Poder Judicial Federal a hacer campañas de popularidad para ganar votos en lugar de atender el rezago de expedientes que seguramente tienen en cada uno de sus Tribunales.

Bajo la lógica sugerida de la elección de Jueces, Magistrados y Ministros por voto popular podría pensarse después que los Notarios y Corredores Públicos, y otros ciudadanos que deben especializarse para aplicar las leyes con suficiencia y pericia, sean votados en las urnas por populares en lugar de ser designados por méritos propios.

El Ministro Luis María Aguilar Morales en su espléndida intervención el pasado 27 de junio en el foro de los Diálogos Nacionales sobre la Reforma Constitucional al Poder Judicial dijo que “… no es la independencia judicial que se logra con la carrera judicial un privilegio de los juzgadores, es un derecho del pueblo de México tener jueces independientes que cumplan cabalmente con su tarea y con la independencia necesaria; no es una cuestión accidental, es una cuestión sustancial que los jueces sean independientes para servir al pueblo de México.

Dicho lo anterior, insisto en compartir mi punto de vista y a partir de ahí invitar a una reflexión final:

Las preguntas ¿Qué Poder Judicial tenemos? ¿Qué Poder Judicial queremos?, se responden con otra pregunta muy sencilla: ¿Por cuál Juez quiero ser juzgado?

Sin duda prefiero ser juzgado por quien tenga la autoridad técnica suficiente y el mérito, resultado de una carrera judicial y no alguien que, quizás cumpliendo con los requisitos mínimos exigidos para ser votado, tenga la popularidad para llegar a ser un juzgador y tal vez con el respaldo de cualquier ciudadano quien incluso en el futuro pudiera llegar a ser mi contraparte. LSD

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