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“Huachicol fiscal” no es solo un problema de aduanas nacionales o puertos fronterizos, sino que también puede tener ramificaciones en Yucatán, con posibles vínculos políticos y empresariales de alcance estatal y federal.


¿Qué se ha descubierto en Yucatán?

  1. Investigación del Ejército en Progreso

Un documento del General Cresencio Sandoval señala al funcionario aduanero Juan Carlos Madero Larios, administrador de Operación Aduanera en Progreso, Yucatán, como presunto partícipe en actos de corrupción, sobornos, tráfico de hidrocarburos (“huachicol fiscal”) y tráfico ilegal de pepino de mar.

• Se menciona que Madero habría colaborado con operadores externos desde aduanas en Baja California y Sonora.

A pesar de señalamientos, el funcionario no fue removido de su puesto al momento de la publicación, lo que genera cuestionamientos sobre las instancias de fiscalización y transparencia.

 Yucateco prófugo con presunta red criminal

Hernán Bermúdez Requena, originario de Mérida, Yucatán, exsecretario de Seguridad de Tabasco, es señalado como jefe policiaco ligado al grupo criminal “La Barredora”.

Se le acusa también de tener relación con redes del huachicol fiscal. Por ejemplo, informes militares lo identifican como cómplice en acciones ilícitas relacionadas con transporte, control de seguridad estatal, y protección de rutas o espacios físicos donde operaba la extracción o movimiento ilegal.


Vínculos con Adán Augusto López y empresarios


Lo que se desconoce o no está confirmado


Posibles impactos para Yucatán


Declaraciones propias y negaciones


La implicación del huachicol fiscal en Yucatán, aunque aún no plenamente judicializada en todos sus extremos, tiene al menos tres elementos importantes: un funcionario local señalado en Progreso por actos ilícitos aduaneros; un yucateco prófugo vinculado a redes criminales con alcance nacional; y conexiones políticas de figuras estatales con empresarios implicados en puertos y recintos fiscales de Tamaulipas, que podrían reflejar una estructura de vínculos cruzados entre entidades federales, estatales y actores empresariales.

Si las investigaciones oficiales se profundizan y verifican las relaciones señaladas, podría abrirse un caso de responsabilidad política y penal significativo, no solo para los involucrados directos, sino para quienes, en Yucatán, ocupan cargos de supervisión, fiscalización o procuran el control aduanal.

La Gaceta Yucatán—Redacción

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