En medio de nuevas versiones sobre supuestos privilegios y contradicciones de los principales rostros del oficialismo, Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del expresidente Andrés Manuel López Obrador, negó haber establecido residencia en el exclusivo barrio La Moraleja de Madrid, España, así como que su hijo, Jesús Ernesto López Gutiérrez, esté inscrito en la Universidad Complutense.
La desmentida fue emitida a través de una carta pública, luego de que el diario español ABC publicara información sobre la supuesta mudanza de la familia a una de las zonas más caras de Europa. En su respuesta, Gutiérrez Müller no solo negó las acusaciones, sino que también atacó directamente a la prensa, acusando a medios críticos de ser “calumniadores profesionales de la derecha rancia y corrupta”.
“Están fanatizados por completo y quieren vengarse de ya saben quién”, escribió, sin mencionar directamente a su esposo, pero defendiendo su legado con fuerza. “Ese lindo señor, originario de Tepetitán, logró al menos dos hechos históricos: reducir notablemente la pobreza y la desigualdad en nuestro país”.
Ausencia de transparencia y discursos contrastantes
Mientras Gutiérrez Müller asegura seguir viviendo en México, trabajando como académica en una universidad pública y desmarcándose de la vida política, la falta de pruebas claras que respalden o refuten los señalamientos ha alimentado la desconfianza pública sobre el nivel de vida y el destino de los recursos del círculo cercano al expresidente.
Críticos de la administración de López Obrador han señalado una creciente incongruencia entre el discurso de austeridad republicana y el estilo de vida privado de sus allegados, el cual ha sido sistemáticamente negado o desviado con acusaciones de guerra mediática.
“No me he ido a vivir allá ni a ningún otro lado. Tampoco Jesús Ernesto”, aseguró Gutiérrez Müller. En el mismo texto, reveló que visitó a su esposo este fin de semana en Palenque, donde el exmandatario reside tras dejar la presidencia en 2024.
“Resistencia” y lenguaje político ambiguo
Aunque insiste en no ser parte de la vida política activa, Gutiérrez Müller utilizó un tono profundamente ideológico al cerrar su carta con una frase que evoca un compromiso de fondo con el movimiento obradorista:
“Sepan que los protejo y lo seguiré haciendo hasta con mi vida, si es preciso”.
Este tipo de expresiones refuerzan la retórica del obradorismo como un movimiento en resistencia, incluso fuera del poder formal, mientras diversos sectores ciudadanos y expertos en transparencia exigen claridad sobre los bienes, propiedades y movimientos de los exservidores públicos y sus familias.
Silencio oficial y falta de rendición de cuentas
Hasta el momento, ni el Gobierno Federal ni Morena han ofrecido un posicionamiento oficial sobre la versión publicada en Europa. La falta de desmentidos contundentes y pruebas claras por parte de la familia del expresidente abre la puerta a más especulaciones y abona a la percepción de opacidad en una administración que prometió combatir el privilegio, el despilfarro y la corrupción.
Este nuevo episodio pone en tela de juicio la congruencia entre los ideales de la llamada Cuarta Transformación y la conducta de sus figuras más visibles fuera del poder. Mientras tanto, las exigencias por mayor fiscalización de bienes, viajes y movimientos de exfuncionarios y sus familias siguen creciendo.
La Gaceta Yucatán—Redacción.