Por La Gaceta Yucatán
MÉRIDA, Yuc., 11 de octubre.–Casas antiguas del centro de Mérida: El predio ubicado en el número 333 de la calle 60 está prácticamente restaurado, luego de más de 4 años de trabajos y ahora, con una iluminación totalmente renovada, emerge como un lucero en las noches en la calle 60, que cruza y divide en dos el corazón de la capital yucateca.

La vivienda es hoy prácticamente la entrada no sólo a un nuevo complejo inmobiliario, sino a una nueva forma de habitar en el segundo cuadro del Centro Histórico denominado branded residences -término que explicamos más adelante-, un concepto que, hasta hoy, no existía en esta zona de la capital yucateca y que también incluye una zona comercial. Pero como muchas de las casas antiguas coloniales en Mérida no está exenta de polémica.
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De acuerdo con la breve información que el complejo tiene su página web oficial, esta joya arquitectónica de una de las casas antiguas del Centro de Mérida, Yucatán, la casa, cuyo origen se remonta a principios del siglo pasado, año 1909 para ser precisos, era propiedad de Hernán Berzunza Espinosa, quien la habitó con su esposa, Consuelo Gutiérrez Cervera.
Casas antiguas del centro de Mérida: Casona 333, una historia ‘personal’
En el blog doctormuelita, el autor, Carlos Correa Breña -quien guarda parentesco con los dueños originales-, en el un artículo intitulado Anecdotario ‘hacienda Oxtapacab, Tecoh, Yucatán’ dice que el predio de don Hernán Berzunza Espinosa, quien murió en 1946, heredó a su vida, Consuelo, la propiedad; el artículo narra que en una visita a Mérida, en 1965, la hoy Casona 333 era una ‘edificación majestuosa se hallaba bien conservada; dejaba boquiabierto a más de uno’.
“La casona monumental de la calle 60 fue puesta en herencia por Consuelo Gutiérrez Vda. de Berzunza a finales de 1978 a una Asociación Civil que mantenía una Escuela de Carentes de la Vista y Disminuidos Visuales”.
Carlos Correa Breña

La escuela para ciegos funcionó en esta, una de las casas antiguas del centro de Mérida, de 1980 a 2004; luego, de acuerdo con reportes de la prensa local, en 2013, es decir, casi 10 años después del cierre de la institución de beneficencia -tiempo en el que permaneció abandonada- fue vendida a particulares por el patronato que la mantenía , a cargo de Bernardo Mier y Terán Gutiérrez y José Enrique Gutiérrez López. Esta parte de la historia, del cambio de manos, la comparte con muchas otras casas antiguas coloniales en Mérida.
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Esta transacción generó polémica porque hasta el día de hoy hay personas que estuvieron relacionadas con la escuela para ciegos que argumentan que fueron despojados de la casa, porque los encargados del patronato no tenían la facultad legal de vender la propiedad, considerada un monumento histórico dentro de las casas antiguas del centro de Mérida. Ellos argumentaban que no tenían para el mantenimiento y que el predio estaba deteriorándose peligrosamente.

Incluso en la recién creada página de Facebook de la Casona 333, una de las casas antiguas del centro de Mérida, internautas han ‘descargado su malestar’ contra quienes hoy desarrollan el proyecto en una de las casas antiguas del centro de Mérida, lo que puede verse en uno de los videos promocionales. Da clic aquí para enlazarte la página de la red social y ver los comentarios.
Más allá de la polémica que se creó en torno a la institución y la escuela para ciegos, es un hecho que la hoy Casona 333 -calificada como monumento histórico, como muchas casas antiguas coloniales en Mérida, de unos 2,700 metros cuadrados de construcción- fue revendida en 2019.
Por esos años, una fuente anónima que trabajaba en el proyecto reveló a un reportero que la casa había sido adquirida por José Chapur Zahoul, empresario hotelero que por entonces ya tenía un complejo de hospedaje operando precisamente enfrente de la Casona 333: la plaza comercial Paseo 60.

En 2019 comenzó la restauración de este predio, una de las más vistosas entre las casas antiguas del centro de Mérida, por su ubicación; el rescate se tornó lenta en buena parte porque ‘se atravesó’ la pandemia de la Covid-19, y muchas de las actividades se detuvieron por las restricciones de movilidad. Entre 2023 y 2024, los trabajos se aceleraron y, en la parte trasera, que colindaba con dos predios que fueron demolidos, se abrió una acceso para le ingreso de maquinaria pesada.
Ahí se inició la construcción de una estructura adicional, independiente de la Casona 333, que albergará los departamentos del nuevo concepto denominado branded residences, en español ‘residencias de marca’, que combinan la idea de vivir -no rentar- como en un hotel de 5 estrellas.
De hecho, la estructura original, parecida a otras muchas casas antiguas del centro de Mérida, es sólo una suerte de ‘lobby’ o puerta de entrada hacia el complejo inmobiliario. En un artículo del periódico español El País, el autor Abraham Rivera establece que se trata de propiedades residenciales que son administradas por las firmas hoteleras. En este caso, hasta ahora, no hay una marca de hospedaje que respalde a Casona 333, al menos no ha sido anunciada.
El autor cita a la consultora inmobiliaria Savills, que señala que estas ‘viviendas’ suelen tener un valor superior de alrededor del 25 por ciento, comparadas las residencias de lujo sin marca.
