- La nueva planta de la CFE promete estabilidad eléctrica a la península, pero su entrada en operación podría ser tardía para un sistema de transporte eléctrico que ya opera en números rojos.
1 de mayo de 2025.– En octubre de este año se espera la entrada en operación de la Central de Ciclo Combinado (CCC) Mérida IV, proyecto estratégico de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que, con una inversión de 300 millones de dólares, aportará 565 megawatts al sistema eléctrico nacional. Aunque es presentada como una solución energética de largo plazo para el sureste, su vinculación directa con el sistema de transporte eléctrico IE-TRAM y otros servicios críticos en Yucatán aún plantea interrogantes clave.
La central, también conocida como Mérida IV, forma parte del Plan de Fortalecimiento y Expansión del Sistema Eléctrico Nacional (PFESEN) 2025-2030, el cual contempla 51 nuevos proyectos de generación a nivel nacional y una inversión global estimada en 22,377 millones de dólares. Según el PFESEN, Mérida IV está actualmente con un avance de obra superior al 90%, y su construcción incluye tecnología de última generación que promete menores emisiones contaminantes y mayor eficiencia energética.
Dependencia energética crítica para el IE-TRAM
La conexión de esta planta con el futuro de la movilidad eléctrica en Yucatán es crucial. El sistema IE-TRAM, que comenzó operaciones en 2023 como el primer transporte público 100% eléctrico en el sureste mexicano, ha enfrentado problemas financieros y técnicos severos, entre ellos costos operativos muy por encima de los ingresos y una infraestructura energética inestable.
De acuerdo con el informe presentado recientemente por Jacinto Sosa Novelo, director de la Agencia de Transporte de Yucatán (ATY), el IE-TRAM opera actualmente con un déficit insostenible, sin contar con una fuente energética estable que garantice su viabilidad operativa a largo plazo. La entrada en funcionamiento de Mérida IV podría ser clave para abaratar los costos energéticos del sistema de transporte, y con ello, rescatar uno de los proyectos emblemáticos del sexenio anterior que hoy amenaza con colapsar financieramente.
Sin embargo, hay un obstáculo en el horizonte: el gasoducto que alimentará la planta aún está en construcción. Se trata de una conexión de dos kilómetros que vinculará la nueva central con la termoeléctrica Mérida II para asegurar el flujo de gas natural, combustible esencial para la operación de ciclo combinado. De no concluirse a tiempo, se retrasaría el arranque pleno de la planta y, por tanto, la estabilización del suministro eléctrico que el IE-TRAM y otros servicios esperan con urgencia.
Mérida IV: pieza clave en un rompecabezas energético nacional
La CFE ha defendido que Mérida IV será una de las plantas más eficientes del país, con capacidad para alimentar no solo a Mérida sino también a zonas industriales en crecimiento en el interior del estado. Junto con otras seis centrales que también iniciarán operaciones este año —entre ellas Salamanca, San Luis Potosí, Lerdo y Tuxpan I—, se busca garantizar el suministro energético nacional ante la creciente demanda.
Pero en el caso específico de Yucatán, la planta no solo representa estabilidad eléctrica, sino una herramienta para rescatar una infraestructura de movilidad eléctrica que fue lanzada sin planificación energética completa. La falta de interconexión con el resto del país ha hecho que Yucatán dependa históricamente de plantas caras y contaminantes, lo que ha encarecido el suministro y comprometido proyectos como el IE-TRAM.
Aunque las autoridades insisten en que Mérida IV estará lista en el último trimestre del año, los tiempos son ajustados y los riesgos persisten. La vulnerabilidad energética del IE-TRAM, combinada con su modelo financiero insostenible —reconocido por el propio gobierno estatal—, convierte a esta planta en más que un proyecto de generación: es un salvavidas para un sistema de transporte en crisis.
La gran interrogante es si el ducto estará terminado y si los beneficios de la planta podrán trasladarse a tiempo al sistema eléctrico regional antes de que los costos operativos del IE-TRAM lo hundan definitivamente. La respuesta podría marcar el futuro de la movilidad sostenible —o su fracaso— en la península de Yucatán.
La Gaceta Yucatán—Redacción.