Un informe de Harvard Business Review revela cómo la inteligencia artificial generativa se ha convertido en una herramienta clave para el crecimiento personal, el apoyo emocional y la organización diaria.
19 de abril del 2025.- La inteligencia artificial generativa ha dejado de ser una herramienta exclusiva para tareas técnicas y se ha consolidado como una aliada en el bienestar emocional, el autodescubrimiento y la organización personal. Así lo detalla el informe “2025 Top-100 Generative AI Use Case Report”, publicado por Harvard Business Review y elaborado por el experto Marc Zao-Sanders.
Según el informe, en 2025 los tres usos más relevantes de esta tecnología son: terapia y compañerismo, organización de la vida personal y búsqueda de propósito. Esta nueva orientación señala un cambio profundo en la forma en que las personas interactúan con la IA, utilizándola como un espejo emocional y guía para decisiones existenciales.
“Acabo de pedirle a la IA que me cree un calendario para limpiar y organizar mi casa antes de que tengamos invitados”, comenta un usuario, reflejando cómo la tecnología está siendo empleada para tareas cotidianas pero emocionalmente relevantes.
De la eficiencia al autoconocimiento
El informe revela que 38 nuevos casos de uso se incorporaron al ranking en comparación con 2024. Entre ellos, destacan: planificación de viajes personalizados, apoyo en apelaciones legales menores, asesoría nutricional y guía para el aprendizaje autodidacta. Estas aplicaciones responden a una demanda creciente de soluciones personalizadas y emocionalmente resonantes.
En lugares donde el acceso a salud mental es limitado —como Sudáfrica—, los modelos lingüísticos están siendo utilizados como alternativa accesible para el acompañamiento emocional. “Aunque la privacidad no sea prioridad cuando la salud se deteriora, estas herramientas están al alcance de todos”, señala uno de los testimonios recogidos por el informe.
Creatividad, estudio y propósito: la nueva agenda digital
La IA también está siendo utilizada para reforzar el aprendizaje más allá del aula. Un estudiante comenta que usa ChatGPT como guía de estudio para complementar contenidos que no se abordan completamente en sus cursos virtuales: “Ha sido tremendamente útil”.
Pero quizá uno de los usos más reveladores del informe es la búsqueda de propósito. La IA se convierte en una aliada para definir valores, superar obstáculos y construir metas personales. La asesora en IA Allie Miller lo resume así:
“La falta de juicio y la exploración sin restricciones la convierten en un terreno ideal para los grandes sueños y objetivos a medio formar”.
No todo es entusiasmo. El estudio también expone preocupaciones crecientes sobre una dependencia excesiva de los usuarios. Algunos reconocen sentirse menos motivados a resolver problemas por sí mismos:
“Definitivamente me estoy volviendo más dependiente de ella. Solo recurro a la GPT en lugar de usar mi cerebro”.

En el ámbito educativo, padres y docentes advierten sobre los efectos en el pensamiento crítico de los más jóvenes. El informe cita ejemplos de estudiantes que utilizan IA para generar ensayos académicos instantáneamente, cuestionando así los modelos tradicionales de enseñanza.
Por otro lado, emergen críticas sobre la privacidad de datos. Un usuario expresa su preocupación: “Mi banco, mis tarjetas, mis apps y hasta mis pedidos de comida tienen mis datos personales”. A esto se suman reclamos sobre las nuevas restricciones de memoria impuestas a algunos modelos, que, según Zao-Sanders, “limitan su efectividad y frustran a los usuarios más avanzados”.
La expectativa de los usuarios va más allá del asesoramiento pasivo. Se demanda una IA con funciones “agentivas”, capaz de ejecutar acciones por cuenta propia, como cancelar suscripciones o gestionar trámites automáticamente.
A medida que avanza la tecnología, el informe concluye que el verdadero cambio no está solo en los desarrollos técnicos, sino en cómo las personas están adaptando la IA a sus vidas.
“La integración de la IA sigue marcada por nuestras necesidades humanas más esenciales: comprensión, conexión y mejora personal”, cierra Zao-Sanders.
El 2025 marca un antes y un después en la relación entre humanos e inteligencia artificial. Mientras la IA generativa se convierte en herramienta de crecimiento emocional y organizacional, también plantea dilemas sobre dependencia, privacidad y educación. El reto será mantener un equilibrio entre la utilidad tecnológica y la autonomía humana.
La Gaceta Yucatán—Redacción.