Por La Gaceta Yucatán
MÉRIDA, Yuc., 21 de septiembre.– Equinoccio de otoño en Yucatán: este 22 de septiembre, con la llegada de la tercera estación del año, el otoño, al hemisferio norte y, por ende, a Yucatán, en algunas ciudades mayas habrá fenómenos arqueoastronómicos que marcarán el cambio, y aquí te decimos cuáles son y en qué consisten estos espectáculos de luz y sombra…
- Chichén Itzá. En el atardecer, cuando el Sol empieza a bajar, se forman triángulos de luz y sombra en uno de las escalinatas del Castillo, que coronan las cabezas del dios Kukulcán, la Serpiente Emplumada, de tal manera que las figuras geométricas ‘forman’ su ‘cuerpo’.
- Dzibilchaltún, cuya imagen de kin (sol) en la puerta principal del Templo de las Siete Muñecas también le ha dado la vuelta al mundo. El astro rey pasa por la puerta ilumina el cuarto oscuro y se va por la puerta poniente. Por ahora, este fenómeno no podrá apreciarse porque la zona arqueológica está cerrada por remodelación.
- Oxkintok, en el Arco Falso del Grupo Ah Canul, el haz de luz solar ‘entra’. La estructura es un ‘calibrador solar’, que anuncia el cambio de estación de verano a otoño.
En cuanto a Chichén, en los días previos del equinoccio de otoño o primavera, es el que más llama la atención y, por ende, es el más concurrido, en vísperas del equinoccio de otoño, pero no precisamente en septiembre, sino en marzo, en el inicio de la primavera.
Comúnmente se le conoce como el ‘descenso de Kukulcán’; sin embargo, de acuerdo con el astrónomo yucateco Eddie Salazar Gamboa, en septiembre, el dios maya asciende, es decir, sube.
Esto, dice el ex catedrático del Instituto Tecnológico de Mérida, tiene que ver con la dualidad del mundo: hombre-mujer; día-noche; luz-sombra, etc, por lo que si hay un descenso -en marzo- debe haber un ascenso- en septiembre.
Pero, surge la pregunta: ¿cómo se comprueba esto? El también profesor jubilado de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) recuerda que los siete triángulos que vemos el día que se da el cambio de estación se van formando gradualmente antes de la fecha y ‘desdibujando’ después.
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Así, en marzo, días antes de la llegada de la primavera, comenzamos a ver que se forman tres, cuatro, cinco triángulos hasta llegar a siete; después, van aumentando hasta que llegan a nueve -el máximo atestiguado por el astrónomo.
En septiembre, en vísperas del equinoccio de otoño, los días previos al 22 pueden verse los nueve triángulos y van disminuyendo. En la jornada del cambio de estación, hay siete y ‘van borrándose’ en los días subsiguientes. En una publicación de Facebook, José Antonio Keb Cetina, un custodio nocturno de Chichén Itzá, en vísperas del equinoccio de otoño, publicó en sus redes sociales que el día 18 de septiembre ya se había formado el cuerpo de luz y sombra de la Serpiente Emplumada.
En síntesis, en la llegada de la primavera la cifra de triángulos de luz y sombra va de menos a más, mientras que en septiembre, días antes del equinoccio de otoño, van de más a menos.
Evidentemente, muy pocos turistas saben esto, así que, lo que ellos verán los días 21, 22 y 23, quizás un día antes y uno después de estas fechas, son siete triángulos de luz y sombra que formarán el cuerpo de Kukulcán, y de eso se traba solamente: de disfrutar el fenómeno.
Equinoccio de otoño ¿cuándo es?
Y, por cierto, también es importante aclarar que no es lo mismo el equinoccio de otoño o de primavera, que el fenómeno de luz y sombra del ascenso de Kukulcán. En realidad, este 22 de septiembre, a las 6:44 horas, o sea, de la mañana, atestiguaremos el cambio de estación, pero el día no durará lo mismo que la noche.
Para ser precisos, esta ‘igualdad día-noche’, que es lo que significa la palabra equinoccio, será el 29 de septiembre: el sol saldrá a las 5:48 y se ocultará a las 17:48 (5:40 de la tarde), segundos más, segundos menos.
Y a partir de este día, que sí es el equinoccio de otoño, los días comenzarán gradualmente a ser más cortos y las noches, más largas.
(La foto que ilustra el artículo es de José Antonio Keb Cetina, custodio nocturno del INAH, en Chichén Itzá)