El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, convocó una rueda de prensa para este viernes a las 13:30 horas (tiempo local) en el Despacho Oval de la Casa Blanca, donde oficializará la salida de Elon Musk como asesor presidencial. El evento marca el cierre de una colaboración polémica e inusualmente visible entre el magnate tecnológico y el mandatario republicano.
El empresario y CEO de Tesla y SpaceX se desempeñó durante seis meses como asesor especial presidencial al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una oficina creada a instancias del propio Musk con el objetivo de recortar el gasto federal. Su salida del gabinete fue confirmada el miércoles a través de su cuenta en X (antes Twitter), donde agradeció a Trump por la oportunidad de liderar lo que calificó como una “misión urgente” de reforma estructural.
“A medida que mi tiempo programado como Empleado Especial del Gobierno llega a su fin, me gustaría agradecer al presidente @realDonaldTrump por la oportunidad de reducir el gasto superfluo”, escribió Musk.
Un proyecto ambicioso con resultados limitados
El DOGE fue creado con la promesa de reducir hasta dos billones de dólares del presupuesto nacional, pero los resultados oficiales revelaron una cifra considerablemente menor: 150 mil millones de dólares en recortes, debido —según Musk— a una “resistencia burocrática feroz” y “constantes litigios internos”.
En declaraciones al Washington Post, el empresario fue tajante:
“La situación de la burocracia federal es mucho peor de lo que pensaba. Es una batalla cuesta arriba mejorar las cosas en Washington”.
Las críticas de Musk no se detuvieron ahí. En una entrevista reciente con CBS, el multimillonario expresó su decepción con el plan fiscal del presidente Trump, al que tildó de “proyecto de gasto masivo” que “aumenta el déficit” y “socava el trabajo hecho por el DOGE”.
“Un proyecto de ley puede ser grande o puede ser hermoso. Pero no sé si puede ser ambas cosas”, ironizó Musk.
Distanciamiento político tras una estrecha alianza
A pesar de su creciente desacuerdo con el rumbo fiscal del Ejecutivo, Musk mantuvo durante su tiempo en el gobierno una presencia activa y abiertamente política, aportando más de 250 millones de dólares a la campaña de reelección de Trump, portando gorras de “Make America Great Again” en actos oficiales, y organizando eventos partidarios desde su plataforma empresarial.
En febrero pasado, Musk declaraba:
“Cuanto más conozco al presidente Trump, más me cae bien. Francamente, lo amo”.
Trump correspondió llamándolo “un gran estadounidense”. Incluso permitió a Tesla instalar una exhibición de autos eléctricos en los jardines de la Casa Blanca, lo que fue interpretado como un respaldo político y económico.
Sin embargo, en sus recientes declaraciones, el empresario sugirió que su papel en la política activa ha llegado a su fin:
“Creo que ya hice suficiente. Es tiempo de regresar al mundo empresarial”.
Reacciones encontradas en Washington
La salida de Musk fue recibida con gestos de agradecimiento por parte del Ejecutivo. En un comunicado oficial, la Casa Blanca reconoció su servicio y defendió la política fiscal del presidente. Por su parte, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, elogió el trabajo del DOGE y aseguró que el Congreso “está listo para actuar sobre sus hallazgos”.
Se espera que la conferencia conjunta de este viernes cierre formalmente el ciclo de Elon Musk como funcionario federal, en lo que podría marcar también el fin de una de las alianzas más inusuales —y mediáticas— entre la política y el sector tecnológico en la historia reciente de Estados Unidos.
La Gaceta Yucatán—Redacción.